«Vuelve a mí, vuelve a mí» me gritaba el frondoso Bosque. A veces me susurraba desde la Noche Oscura. Podía oír su reclamo desde la cama. Otras me gritaba al Amanecer. Aparecía entre sueños. Lo hacía a todas horas.

Una vez me sumergí en él, pude comprender que cuando una Mujer entra en la Profundidad del Bosque, en realidad, está entrando en su propia Profundidad.

Las leyes que habitan la Naturaleza son las mismas
que habitan el interior de cada Mujer.

Los Ciclos que acontecen fuera son exactamente los mismos que acontecen
en el Oceánico Mundo de cada Mujer.

bosque fundir

Por eso todas las Mujeres Sabias viven cerca de las Raíces, de los Ríos, de los Mares, de la Tierra…
(ya sea física o energéticamente) sus manos cavan la Tierra esperando rescatar a la Vieja Milenaria.

La que tiene Todas las respuestas de la Eterna Espiral.

Mujeres de todos los lugares del Mundo la reclaman clavando sus negras uñas sobre la Tierra y sacando cualquier piedra que interfiera su camino.

Cavan y cavan hasta que la rescatan.

Bueno…en realidad se rescatan a ellas mismas porque la Vieja Milenaria siempre ha estado allí.

Hay miles de caminos para llegar a ella. Tan solo hay que estar atenta para ver cómo se te presenta y qué es lo que te sugiere.

Te aseguro que si la buscas la encontrarás. Ella también te está buscando desde hace siglos.

Cuando la Mujer siente que sus Raíces se secan siempre puede acudir a la Naturaleza. Es el mejor remedio para recordar de dónde procede y hacia dónde debe ir.

Absorbiendo la intensidad del Invierno entre Raíces,

Myriam